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Paradores

8 jun 2009

LA VUELTA DEL REY...

A partir del relato fantástico que compartimos sobre ese clásico en el 1971 llamado por su autor "Bautismo de fuego", se me ocurrió que cada uno de los integrantes del grupo y que todos los que nos visitan asiduamente al blog podamos compartir y postear en los posible a diario nuestras anécdotas más significativas con estos colores.

El tono lo pone cada uno, lo bueno es por ahi tambien como somos bastante contemporáneos todos invitarnos a recordar o a revivir porque no recuerdos algo recientes.

Para dar el puntapié inicial yo voy a postear mi anécdota y obviamente esperamos en el mail las anécdotas de todos. Un abrazo

El fútbol como la vida son momentos, y las alegrías suelen ser de esos que no pasan inadvertidos. Más que mi “bautismo de fuego” como hincha, mi anécdota trata de ese momento que comprendí que el sentimiento por estos colores tenía un porqué.  Los hinchas del glorioso Nacional que comenzamos a ver fútbol en los 90´ no la tuvimos fácil. Fue una década donde en una buena parte se sucedieron desilusiones y fracasos, pero no son para olvidar, porque hoy en día son un antiguo recuerdo del que se aprendió y el único argumento del que viven unos pocos para justificar su existencia. Por eso mi historia se refiere a la primera vez que fui a ver a Nacional al estadio, sin un televisor ni una radio de por medio. Fue en el apertura del año 1998, “el Nacional del Hugo” se jugaba la prueba más decisiva, el clásico. No creo que de ahí al día de hoy en nuestro club haya existido tanta presión para ganar un clásico. Definía un campeonato pero en la historia de nuestro fútbol este partido marcó un antes y un después.  Yo por mi parte pisaba por primera vez una tribuna del Centenario, y fue la Ámsterdam. La inmensidad de un estadio en el que todo se veía pequeño era excesiva en mi imaginación.  Entró Nacional y ese recibimiento fue sin duda el más inolvidable de todos, esa nube de papeles, ese grito de Nacional Nacional…no recuerdo en esa tarde otros colores que no fuesen los nuestros…  En la cancha fue 2 a 0 y el gran héroe de la tarde fue (el hoy olvidado por algunos) Carlos Camejo, anotó el primer gol y luego en una jugada de antología que dejó a 4 en el camino derivó el segundo gol de Giggou.  En la tribuna fueron 90 minutos de un partido soñado, nunca imaginé sentir ese grito unánime de Nacional tan claro, tan fuerte, tan propio…ese aliento solo comparable con la inmensidad del estadio, y me tome 1 minuto para solo oír y ver…La nube ahora eran los “pañuelos al viento” que hasta el día de hoy son el mítico acto de la Gloria…Era Nacional y nada más.  No fue para mí un clásico más, y no sólo porque fue al primero que fui, sino porque de ahí en más el verdadero Rey de copas volvió a ocupar el verdadero lugar de gloria que merece, y hace más de 10 años sostiene.  Son años en que las alegrías se sucedieron…aunque estoy seguro que lo mejor…está por venir…y está muy cerca. MI QUERIDO NACIONAL:  “LA GRANDEZA VIVE EN LA HISTORIA, PERO SE SOSTIENE POR SIEMPRE EN LA INMORTALIDAD DE LOS COLORES…” 

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